Espátulas y llanas

A la hora de emprender labores de enfoscado, revocos, estucos y otros tipos de acabados sobre fachadas, paredes, techos o suelos deberemos contar con herramientas que nos permitan aplicar el material con el que queramos revestirlo, ya sea cal, yesos, cemento u otros materiales. Sin lugar a duda dos de las herramientas más demandadas para este trabajo son las llanas y las espátulas, sin dejar de lado la talocha, el fratás o el esparavel.

La llana, a diferencia del fratás o la talocha que suelen ser de madera o plástico, está fabricada generalmente en acero inoxidable, aunque las nuevas tecnologías nos ofrecen versiones en polipropileno o material EVA (especial para alicatado). La chapa de la llana es perfectamente plana y está provista de un mango que puede ser abierto o cerrado. Se utiliza para aplicar, distribuir o alisar el enfoscado y el enlucido sobre paredes y suelos. A veces también se lo usa a modo de esparavel para sostener una porción de yeso o escayola mientras lo aplicamos con una espátula. Según el tipo de uso que le demos a la llana podremos utilizar modelos con formas y tamaños diferentes. Contamos con llanas perfectamente rectangulares, redondas en uno de los frentes, trapezoidales… dentadas para aplicar morteros y adhesivos en las instalaciones de cerámicas o piedras naturales, estrechas para nivelación, alargadas…

Si bien la espátula, como hemos adelantado antes, sirve para rellenar, distribuir y emparejar pequeñas superficies con yeso, masillas y otros materiales, su uso se extiende al rascado de superficies con el fin de retirar viejas capas de materiales como pinturas, óxidos, pegamentos, etc.

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