Fijaciones paredes y techo

Cuando hablamos de fijaciones nos estamos refiriendo a sistemas de unión que nos permitan sostener, resistir, aguantar, mantener, agrupar… unos objetos a otros. De esta manera podremos colgar un cuadro en la pared gracias a una escarpia roscada que habremos atornillado en un taco que previamente habremos colocado en la pared. Escarpia y tacos serían los elementos de fijación para pared que habremos utilizado para nuestra finalidad.

De esta manera tendríamos desde la chincheta para colgar un póster, cadenas para asegurar puertas o vehículos, cuerdas para amarrar una embarcación a un muelle, bridas para unir un conjunto de cables, abrazaderas para mantener unido una manguera de gas a un regulador, un pulpo para sostener el equipaje en la baca del coche o cables de acero para sostener un ascensor… Y estos son solo algunos ejemplos prácticos de la infinitud de sistemas de fijación con los que contamos.

Los materiales de fijación pueden ser diversos y a su vez dependerán de los materiales que se vayan a unir: a hormigón, a metal, a madera, a escayola… Conocer el material sobre el que se va a fijar y las diferentes opciones con las que contamos es fundamental a la hora de elegir uno u otro tipo de fijación.

Además del material, otros elementos fundamentales a considerar en los sistemas de fijación son la carga de rotura, cuando ya no resiste más, la carga admisible, que sería el peso máximo recomendado, y el coeficiente de seguridad. Así, si realizamos una fijación de techo para colocar un ventilador, por ejemplo, tendremos que tener muy claro esos elementos si no queremos estar expuestos a un percance serio.

Otro elemento importante a tener en cuenta sería si hay o no movilidad en los objetos a unir. Mover o arrastrar cargas nos llevarían a sistemas de amarre específicos para desplazamientos verticales y horizontales.